domingo, 27 de junio de 2010

El misterio de las Piramides

PARA QUE SIRVEN? O SIRVIERON?
Desde la más remota antigüedad, existe una pirámide que ha admirado al mundo: la Gran Pirámide de Keops, llamada por los egipcios “Al Ahraum,” o sea, La Luz. Fue considerada por los griegos una de las siete maravillas del mundo. Su altura es de 148 metros y el cuadrado de su altura es exactamente igual a la superficie de cada una de sus caras.

Esta altura multiplicada por 109 es igual a la distancia media de la Tierra al Sol, distancia que sólo pudo calcularse a comienzos del siglo XX. El perímetro total de la base es de 931,22 metros.

Si dividimos este número por dos veces su altura, que cuando se construyó era de 148,208 metros, nos sorprenderá el hallazgo del resultado: Pi = 3,1416.1

La Gran Pirámide está orientada exactamente en el eje Norte-Sur magnético de la Tierra y el corredor que asciende del interior se dirige exactamente a la Estrella Polar, o sea, paralelo a dicho eje.

El redescubrimiento de las extraordinarias propiedades de la forma piramidal se debe al radietesista francés Antoine Bovis quien logró reproducir en su laboratorio la momificación de pequeños animales muertos e introducidos en pequeñas pirámides hechas a escala de la Gran Pirámide de Keops.

Durante sus investigaciones en las pirámides de Egipto, Bovis observó que los animales casualmente introducidos en las pirámides y morían allí, se momificaban espontáneamente por el solo hecho de permanecer el cadáver en el interior de la pirámide. Esto lo motivó a iniciar experimentaciones en su laboratorio utilizando réplicas en miniatura de la Gran Pirámide y orientándolas adecuadamente de acuerdo al eje magnético de la Tierra.

Los hallazgos del científico francés, estimularon las investigaciones de otros estudiosos de las pirámides en diversos países como Estados Unidos, Alemania, la antigua URSS y Francia, encontrándose interesantes propiedades de las pirámides sobre el medio orgánico e inorgánico.
En Cuba, al final de la década del 80, se comenzó a mostrar interés por dicha novedad científica, y se realizaron aisladamente experiencias con este tipo de energía. En Cárdenas, Matanzas, las primeras investigaciones comenzaron en 1990 y consolidaron su sistematización en 1993 en el seno del Grupo Gestor de la Sociedad Cubana de Energía Piramidal.

Las misteriosas propiedades de la forma piramidal son ahora muy conocidas por el público en general. Por medio de experimentación se ha descubierto que la forma piramidal tiene efectos extraordinarios en el medio orgánico.
Se encontró que modifica la carne y otros alimentos inhibiendo la putrefacción, que mejora el sabor de los alimentos y los cigarros, que añeja los vinos y otras bebidas, incrementa el lapso de vida de animales pequeños, mejora la proporción de crecimiento de las plantas, aumenta el estado de meditación, etc.
También en el medio inorgánico se han observado curiosas propiedades de la energía piramidal: mantiene las navajas de afeitar sin desafilarse, conserva mejor las varillas de soldar, recupera los discos de computación descompuestos, etc.

Una historia curiosa resulta el hallazgo por el checoslovaco Karel Drbal de las propiedades de la energía piramidal sobre las cuchillas de afeitar, como plantea Emilio Salas en su libro El Poder de las Pirámides.
“Después de la Segunda Guerra Mundial, mientras Drbal realizaba sus experiencias con la pirámide, se acordó de una curiosa experiencia de su servicio militar. Una de las bromas que se gastaban era la de dejar la navaja de afeitar del compañero “agraciado” en el alféizar de la ventana, expuesta durante toda la noche a los rayos lunares.

Al día siguiente, la víctima se dejaba la piel a tiras al intentar afeitarse, ya que el filo había desaparecido como por arte de magia. Según Drbal, la luz polarizada de la Luna tiene la propiedad de deformar la estructura cristalina del acero.

Drbal tuvo la idea de poner una hoja de afeitar en la pirámide con la esperanza de que esta destruyera también el filo de la hoja. Realizó una serie de pruebas y, para sorpresa suya, obtuvo el resultado opuesto al que esperaba: llegó a poder afeitarse hasta doscientas veces con la misma hoja.

Según él mismo dice, desde el 3 de Marzo de 1949 hasta el 6 de Julio de 1954, gastó sólo 18 hojas de afeitar de varias marcas, lo que le supuso un promedio de 105 afeitadas por hoja. Ni que decir tiene que patentó su invento e hizo la felicidad de sus compatriotas.

La odisea de Drbal para patentar su pirámide es demasiado extensa para reproducirla aquí, pero lo que sí es interesante es llegar a su teoría del funcionamiento de la misma. Según él, dos factores entran en juego:

1- Una deshidratación rápida, que elimina la humedad en los espacios intercristalinos del filo de la hoja. (En el caso de materiales orgánicos, esta deshidratación es la que produce la momificación).

2- Una acción sobre la estructura microscópica de la materia, que elimina el efecto de “fatiga del metal” causado por el uso. (En las materias orgánicas, esta acción destruye los microorganismos causantes de la putrefacción, lo que permite la conservación de la materia sometida a momificación durante el tiempo preciso para que actúe a fondo la deshidratación).

Lo que diferencia a Drbal de los radiestesistas franceses, es su formación científica. El mismo declara que el inconveniente de los franceses es su “misticismo”; por lo tanto, Drbal realiza experiencias y comprueba resultados, limitándose a la conclusión de que toda materia viva, incluyendo al hombre, está sometida a la influencia de una energía biocósmica; la pirámide sirve tan sólo para enfocar esta energía.”

Las propiedades curativas de las pirámides son conocidas también de antaño. Belizal, citado por Flanagan, escribió en su libro Ondas de Forma, que los antiguos egipcios utilizaban un número de formas, incluyendo la pirámide, como fuentes de energía curativa. Él llamó a esta energía “Rayo Verde Negativo” y declaró que este rayo podía utilizarse para la curación de procesos inflamatorios, heridas y abscesos, entre otras cosas.

La aplicación de la energía piramidal en la esfera de la salud está basada en el restablecimiento del balance energético de la persona enferma, mediante el suministro de energía vital según su necesidad. Este suministro energético se efectúa a partir de la energía concentrada en el centro de la pirámide.

De esta forma, se han obtenido resultados positivos en patologías de muy variados sistemas utilizando el método directo de exposición en la pirámide o indirecto como con el agua piramidal. Más adelante ampliaremos esta temática en detalle.

El nombre de pirámide parece provenir del griego pur que se pronunciaba pyr que significa “fuego, calor o luz” y amid que significa “en el centro”. Según Gerald Massey en su libro Ancient Egypt: The Light of the World, la palabra pyramis se refiere a las diez medidas o arcos que trazaba el dios del fuego, o sea el Sol, en su recorrido a través del círculo zodiacal. Como las Grandes Pirámides de Giseh, entre otras, al parecer fueron construidas con arreglo a medidas siderales, la teoría es bastante plausible.

La controversia sobre el origen de la palabra “pirámide” es algo de importancia secundaria, en comparación con los enfrentamientos que suscita el problema de la finalidad a que se destinaban las mismas. Los egiptólogos afirman que las pirámides eran tumbas; los arqueólogos peruanos y los estudiosos de Centroamérica dicen que servían como templos.

Y ahora, algunos piramidólogos sostienen que las pirámides eran, muy posiblemente, resonadores o acumuladores de energía. No hablaremos del enigma relacionado con la construcción de las pirámides por lo extenso del tema y por existir amplia bibliografía al respecto, baste decir que desde hace muchos años, egiptólogos, arqueólogos y otros científicos plantean teorías y analizan posibilidades con relación al cómo y el por qué fueron construidas las pirámides de Egipto, así como las de otras regiones del planeta.

Existen muchas hipótesis sobre le cómo y el por qué de la construcción de las pirámides, la más difundida es que las pirámides fueron construidas por mano de obra esclava con la finalidad de ser utilizadas como tumbas o templos. Actualmente, sin embargo, se considera que la obra de la Gran Pirámide de Keops o Khufu, fue llevada a cabo por los trabajadores comunes de Egipto.

Se ha supuesto que estos eran contratados durante los meses de inundación para mover por agua las grandes piedras, mientras que pequeños grupos de canteros especialistas, cortaban y preparaban los grandes bloques de piedra durante todo el año.

CONCLUSION
De una u otra forma, tanto las pirámides egipcias, las peruanas y mejicanas, tienen el común denominador de sus maravillosas propiedades sobre la materia orgánica e inorgánica, propiedades que permiten su utilización terapéutica en muy diversas patologías y que a la fecha se estan realizando, pero que las prensa o los grande mercados de medicamentos impiden de alguna u otra manera que se difunda.